Soldados mexicanos resisten ataque de sicarios que exigían liberación de narcotraficante

El recién pasado sábado, habitantes del municipio de Altar, en el estado mexicano de Sonora, fueron testigos del enfrentamiento armado que se suscitó entre elementos del Ejército y presuntos miembros del Cártel de Sinaloa, liderado por Ismael “El Mayo” Zambada; y los hijos d, Joaquín “el Chapo” Guzmán, entre ellos, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar.

Según los informes preliminares, fueron ocho soldados mexicanos los que habrían hecho frente a, por lo menos 40 a 50 sicarios, quienes intentaron negociar sin éxito la liberación de “El Duranguillo”.

Algunos especialistas equipararon el hecho con el denominado “Culiacanazo”, ocurrido el 17 de octubre de 2019, cuando integrantes del Cártel de Sinaloa –en específico del grupo de “Los Chapitos”– sitiaron la ciudad de Culiacán para impedir que el Ejército Mexicano pusiera bajo custodia a Ovidio Guzmán López “El Ratón”.

A pesar de las múltiples expresiones de violencia registradas, los miembros del crimen organizado fallaron en su cometido. Algunos videos compartidos en redes sociales, dan cuenta del momento en que sicarios se arrastran por las calles para evitar ser abatidos; mientras algunos otros, se guarecen en comercios locales.

Ante las especulaciones, el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, confirmó la detención de “El Duranguillo” a través de su cuenta de Twitter: “Este sábado, en operativo de las fuerzas de seguridad en Altar, encabezado por la Secretaría de la Defensa Nacional, fueron detenidos cuatro presuntos criminales que operaban en la región Altar-Caborca, tras asegurarles diversas armas de asalto de grueso calibre”.

Y agregó: “Uno de ellos fue identificado como Francisco ‘T’, alias ‘El Duranguillo’. Con estas detenciones se da un duro golpe a los principales generadores de violencia en la región. Mi reconocimiento al Ejército, por su oportuna intervención”.

Según testigos del lugar, los narcotraficantes intentaron bloquear la ciudad con tráilers, quemaron algunos vehículos y llantas e, inclusive, presionaron mediante llamadas telefónicas a las autoridades, pero eso no impidió que los elementos del Ejército Mexicano llevaran a cabo sus labores de procuración de justicia.

                                                         
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