Estudio afirma que los humanos llevan al menos 4 mil 500 años besándose

jornada.com.mx

Copenhague. Los besos como símbolo romántico o sexual son una práctica humana desde hace al menos 4 mil 500 años, todo un milenio antes de lo que se creía hasta ahora, aseguraron investigadores este viernes.

Un nuevo estudio, publicado esta semana en la revista Science, concluyó que esta práctica estaba probablemente muy extendida incluso en la antigüedad.

También presentó pruebas de que “el beso en los labios se documentó en la antigua Mesopotamia y Egipto” desde al menos 2 mil 500 antes de Cristo.

Troels Pank Arboll dijo que él y su coautora, Sophie Lund Rasmussen, empezaron a examinar cómo la introducción de los besos en los labios como expresión romántica podía afectar la propagación de enfermedades.

Arboll es asiriólogo, un especialista en estudios del antiguo Oriente Próximo, en la Universidad de Copenhague. Lund Rasmussen es bióloga en la Universidad de Oxford.

Ambos descubrieron que los estudios más recientes citaban una fuente de India, fechada hacia mil 500 AC, como la primera referencia de “besos románticos-sexuales”.

“Sabía que había material más antiguo de la antigua Mesopotamia”, dijo a la Afp Arboll, que estudia la escritura cuneiforme en tablillas de arcilla antiguas.

Aunque estas pruebas fueron recopiladas en los años 1980, “parece que la información nunca se adoptó en otros campos”, añadió.

Los investigadores encontraron relativamente pocas referencias a besos románticos en los miles de textos cuneiformes antiguos disponibles.

No obstante, “hay ejemplos claros que ilustran que besar estaba considerado como una parte corriente de la intimidad romántica en la antigüedad”.

Los textos estudiados dan a entender “que besar era algo que hacían los matrimonios”, pero también que “el beso estaba considerado como parte del deseo sexual de una persona soltera enamorada”, escribieron los investigadores.

El estudio diferencia los “besos amistosos-parentales” y los “besos románticos-sexuales”.

Mientras el primero parece omnipresente a través del tiempo y el lugar, este último “no (es) culturalmente universal”.

                                                         
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