Coinciden expertos: recapturar a Ovidio es la única salida digna

Las justificaciones del gabinete de seguridad en torno a la captura y liberación de Ovidio Guzmán López el jueves 17 en Culiacán, y el aval del presidente Andrés Manuel López Obrador –quien de paso criticó las conjeturas de los expertos–, contrastan con las opiniones de varios analistas entrevistados por Proceso. Ellos insisten en que el Estado dobló las manos y exponen las pifias de lo que consideran un operativo improvisado y sin liderazgo.

proceso.com.mx

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La única salida del Estado para posicionarse de nuevo es recapturar de inmediato a Ovidio Guzmán López, sostienen expertos en seguridad nacional consultados por Proceso en torno al operativo fallido del jueves 17 que doblegó a las fuerzas federales ante el Cártel de Sinaloa.

La liberación del hijo de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, es gravísima, sostiene Mario Ojeda Revah, miembro del Centro de Investigación sobre América Latina y el Caribe y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

“Es la abdicación de la función principal del Estado de proveer seguridad a la población –dice–. Un despliegue de fuerza del Cártel de Sinaloa lo hizo recular logrando liberar al hermano menor del clan. Si en la fuga de El Chapo se habló de colusión por parte del gobierno de Enrique Peña Nieto, ahora es peor, porque el gobierno liberó al hijo. Cedió a una extorsión.”

El académico es contundente: A menos que haya un cambio rápido en la situación, ante el mundo México queda como un Estado fallido, incapaz de brindar seguridad a su población como sucedió en Sinaloa.

Frente al resto de los cárteles que operan en el país, el retiro del Ejército lleva un mensaje de total impunidad. “Y se supone que este es el cártel más debilitado, el más golpeado. ¡Imagínese!, frente al Cártel de Jalisco Nueva Generación y estos nuevos grupos de la delincuencia organizada surgidos en los últimos años. Significa que el Estado va a ser incapaz de garantizar la seguridad en Jalisco; ya vimos su incapacidad en Michoacán, en Guanajuato, en Guerrero y en la Ciudad de México”.

–¿Una salida digna?

–A Ovidio se le tiene que recapturar. Tiene varias órdenes de aprehensión en Estados Unidos. De por sí estamos en una situación de postración con ese país, con un presidente impredecible como Donald Trump, que mañana puede declarar que somos un país que no cumple con los compromisos de seguridad nacional.

–¿El gobierno debió ser más enérgico?

–El Estado no puede abdicar, no puede ceder el control territorial a grupos armados. Fuerzas que poseen armamento superior al que tienen nuestras Fuerzas Armadas y que además dan la cara y salen abiertamente. Esto no fue furtivo, fue a cara abierta; no iban embozados. A plena luz del día tomaron el control de la ciudad.

“Por el bien de todos, espero que el presidente reaccione. La reacción del titular de la Secretaría de Seguridad y Participación Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo, fue lamentable. Lejos de tranquilizar (a los mercados, a las calificadoras internacionales), lo que proyectó fue incertidumbre. Esto, en términos de estabilidad y seguridad, es muy grave porque se vuelve campo fértil para el rumor y la desestabilización.”

Dice que el presidente estaba en Oaxaca, desde donde no se pudo desplazar a Culiacán porque no hay vuelo. Peor aún, él renunció a tener un avión presidencial, afirma, pero sí hubo un avión militar para trasladar los restos de José José de Miami a México.

Proteger a los ciudadanos,
la prioridad

El viernes 18, en su conferencia mañanera, desde Oaxaca López Obrador declaró que el operativo lo llevó a cabo el Ejército a partir de una orden de aprehensión contra “un presunto delincuente”, pero debido a la reacción “muy violenta” que provocó esa acción y a que se ponía en riesgo la vida de mucha gente, el gabinete de seguridad, de manera colegiada, tomó la decisión de liberar al hijo del Chapo.

“Esta decisión –dijo– se tomó para proteger a los ciudadanos. Es que no se puede apagar el fuego con el fuego. Esa es la diferencia de esta estrategia en relación con lo que han hecho los anteriores gobiernos. Nosotros no queremos muertos, no queremos la guerra.

“Eso les cuesta trabajo a muchos entenderlo, pero la estrategia que se estaba realizando anteriormente no estaba funcionando, convirtió al país en un cementerio.”

Desestimó las opiniones de que la liberación de Ovidio Guzmán López evidencie debilidad por parte del Estado: “Eso, más que nada, es una conjetura de los expertos, sobre todo de nuestros adversarios, los conservadores. No van a estar contentos con nada y van siempre a cuestionarnos”. Y recalcó: “Nosotros no tenemos duda acerca de que fue la mejor decisión”.

El mismo viernes 18 por la mañana, en la capital de Sinaloa se organizó una conferencia en la que estuvieron presentes los titulares de la SSPC, la Defensa y de la Marina, Durazo Montaño, el general Luis Cresencio Sandoval y el almirante José Rafael Ojeda Durán, respectivamente, así como el comandante de la Guardia Nacional (GN), Luis Rodríguez Bucio, y el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, según informó la agencia Apro.

El general Sandoval admitió: “Con el afán de obtener resultados, el personal militar omitió la aprobación del gabinete de seguridad y actuó con precipitación, sin la orden de cateo que debía otorgar un juez, amén de desestimar el poder de convocatoria y la capacidad de respuesta del grupo agresor”.

Durazo destacó, según el reporte de Apro, que los militares tomaron el control de la vivienda en un principio, pero al demorarse más de la cuenta la orden de cateo, comenzaron a llegar grupos de sicarios que superaban en número a las fuerzas del orden y a provocar desmanes en otras zonas de la ciudad, por lo que el gabinete de seguridad dio la orden al comando militar de emprender la retirada.

–¿Hubo alguna negociación con el grupo criminal para no detener a Ovidio Guzmán? –se le preguntó a Durazo.

“No. Ni en este ni en ningún otro caso el gobierno va a negociar con integrantes de organizaciones criminales… No hubo falta de Estado ni ausencia del gobierno.”

Sin capacidad de respuesta y para evitar que los sicarios atacaran a la población civil, el gabinete de Seguridad decidió doblar las manos y dejar ir a su presa, destacó Apro.

Mensajes ambiguos

Catalina Pérez Correa, doctora en derecho por la Escuela de Derecho de la Universidad de Stanford en California y profesora Investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas, expone:

“Lo inconcebible no es la liberación del hijo del Chapo, sino cómo llegó el Ejército a Culiacán, una ciudad sitiada por el crimen organizado.

“Cómo es posible que (las tropas) hayan decidido ir por un objetivo de alto perfil como es Ovidio Guzmán, sin tener perfectamente calculado cuál iba a ser la ruta de salida, sin tener claro cuál era la capacidad de respuesta del Cártel de Sinaloa. Es preocupante la falta de estrategia”.

Minutos después de ese mensaje a medios, la agencia Reuters informó que una fuente del gobierno de México le confirmó que Ovidio había sido liberado para lograr “salvaguardar la seguridad” de los ciudadanos de Culiacán. El abogado de la familia Guzmán, Juan Pablo Badillo Soto, ya elaboraba un amparo en defensa de Ovidio.

–¿Nunca había sucedido que el Estado se doblegara y liberara a un detenido de alto perfil para salvaguardar la seguridad ciudadana? ¿Se vale decir que no tenían conocimiento? –se le pregunta a Pérez Correa.

–¿Cómo no iban a tener conocimiento de que lo iban a detener?

Al salir a dar una versión falsa, dice, era evidente que mentían y eso es muy grave.

–¿Qué implica que las autoridades mientan?

–La falta de confianza hacia las autoridades. ¿Cómo vamos a confiar la próxima vez que haya un problema de este tipo y salga el secretario Durazo a darnos una versión de los hechos?

Francisco Rivas, director general del Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad y Consultor para México del National Strategy Information Center también es contundente:

Este evento no se puede entender aislado. Se suscribe en el contexto del lunes 14 en Aguililla, Michoacán, donde murieron 13 policías estatales en una emboscada; del martes 15 en Guerrero, donde se recrudeció la violencia; el miércoles 16 en Tamaulipas, donde presuntos sicarios del Cártel del Noreste atacaron a elementos de la GN, con un saldo de cuatro delincuentes muertos.

No hay planeación, dice, las autoridades no saben qué hacer, no siguen los protocolos: “No evalúan ni aprenden de los errores”.

Y menciona varios de ellos: primero, no se arma la captura de un delincuente del tamaño del perfil del hijo del Chapo Guzmán sobre las rodillas, sin contar con la fuerza armada necesaria; segundo, en un caso de este tipo es necesario coordinar las acciones con los gobiernos estatal y municipal; en este caso los incluyeron cuando ya estaban los narcobloqueos por la ciudad.

Por otro lado, suponiendo que no se tuviera claro cuál era el propósito del operativo y que los soldados actuaron solos, como asegura Sandoval, exhibe la falta de liderazgo en las instituciones.

Lo injustificable

Por si fuera poco, dice Rivas, con el desmantelamiento institucional del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, de la Policía Federal, así como los recortes presupuestales a estados y municipios, al sistema penitenciario, Ejército, Marina y policía, las cosas se complican.

“Estamos en el peor de los escenarios y lo esperado es la renuncia de los titulares del gabinete de seguridad y un ejercicio en que el presidente López Obrador reconozca que no tiene idea de lo que está haciendo y entonces se siente con la gente que sí tiene idea.

“Al presidente, el tema de seguridad no le gusta. Pero el punto no es si le gusta o no, el punto es que hoy ya no aplica el ‘me dejaron un cochinero’. Sí, dejaron un cochinero que él encochinó más”, afirma el entrevistado.

Y asegura: “Comparado con los últimos 22 años, este será el peor año en materia de homicidio doloso, de feminicidio, de robo a negocio, de trata de personas, narcomenudeo y será el segundo peor año en materia de extorsión; el quinto peor año en materia de secuestro y el octavo peor año en materia de robo con violencia. El año pasado fue dramático, el peor año en materia de homicidio, de narcomenudeo y de trata, pero este supera el récord”.

Las cosas empeoraron, insiste, porque el gobierno de López Obrador “desmanteló instituciones. Antes tenía una Policía Federal que era rescatable, el gobierno de Peña Nieto la debilitó mucho, sí, pero aún era rescatable, era una institución sólida. Pero como todo, hay que deshacerse de todo lo que huele a gobiernos anteriores… No puedes salir un día a golpear a los policías federales y al día siguiente pensar que éstos se integrarán felizmente a la GN.

“Sigue siendo un gobierno laxo con sus amigos, la CNTE puede tomar las calles y premian a sus afiliados; los normalistas pueden secuestrar a 92 personas y robar camiones –como pasó en el Estado de México– y no hay ninguna carpeta de investigación abierta por este tema; peor aún, se les dan las plazas que querían para enseñarles a los demás que lo que hay que hacer es delinquir para obtener lo que quieres.”

–¿Es creíble lo que dijo el titular de la Defensa, acerca de que en Culiacán los soldados tomaron la decisión de atacar a última hora?

–Para mí no es creíble. Para mí, los soldados no se mandan solos; si es así, habla muy mal del secretario de la Defensa. Quiere decir que no tiene liderazgo. Esta es una situación pierde-pierde. Si tomaron la decisión de hacer el operativo como lo hicieron, es fatal; si no sabían del operativo porque no se respetó la cadena de mando, es fatal. En los dos casos deberían renunciar.

–Sandoval dice que no les liberaron la orden de cateo a tiempo.

–Pues no debieron iniciar el operativo. Así no sales o por lo menos presionas. Como si ahorita el gobierno no tuviera toda la posibilidad de presionar al Poder Judicial. No es creíble lo que están diciendo. Creo que lo que intentan es justificar lo injustificable. Lo justificable es no tener estrategia, desarticular instituciones, recortar recursos.

Otros eufemismos

Después del jueves 17 el Cártel de Sinaloa puede decir: “Derroté al Estado mexicano”. Y en los hechos así es. Sus sicarios iniciaron el operativo cuando quisieron y lo terminaron cuando quisieron, y hasta liberaron reos. Es el peor escenario.

“El tema no es si (las tropas) hicieron bien o mal en liberar a Ovidio, sino por qué la autoridad llegó a este punto. En la conferencia de prensa (los integrantes del gabinete de seguridad) dijeron que no hay impunidad porque no hay contubernio de delincuencia organizada y autoridades. Mentira. Hay impunidad toda vez que delincuentes tomaron el control de una ciudad y el Estado fue sumiso”, sostiene el director del Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad.

Javier Oliva Posada, especialista en seguridad nacional e investigador de la UNAM, evalúa el panorama nacional de la semana pasada. Hubo, dice, eventos de violencia en Michoacán, Guanajuato, Guerrero, Tamaulipas y Sinaloa. Esos estados no son gobernados por Morena, advierte. En todos ocurrieron delitos que le corresponden a la federación, sólo por el uso de armas prohibidas. Llama la atención que a finales de agosto pasado el presidente López Obrador sí se apersonó en Minatitlán, Veracruz. Esto genera perturbaciones en el ambiente político.

Sobre el operativo en Culiacán, Oliva comenta: “Lo dividiría en tres ejes de análisis. Primero, la capacidad de organización y movilización que demostraron los narcos es algo verdaderamente insólito.

“Liberar a reos de alta peligrosidad para incorporarlos armados a su bando, el atacar instalaciones de la Sedena, de la Procuraduría Estatal, de la Policía Municipal, el quemar vehículos, lanzar amenazas de masacrar a ciudadanos inocentes en escuelas y unidades habitacionales te habla de un salto cualitativo en la capacidad de organización de estos grupos delincuenciales.”

Segundo, la reacción de gobierno federal. “No te puedes pasar 15 horas sin decir nada porque crece el rumor, las especulaciones, y cómo las detienes. Se crea un enorme vacío de información, y cuando sales a dar tu versión ya no va a gozar de la mayor credibilidad, como sucede ahora.

“Se suspendieron los vuelos comerciales, no hubo clases, se suspendió un partido de futbol, no había transporte público, la gente se quedó a dormir en supermercados, en oficinas. Mi pregunta es: no quién gobierna, sino quién va a mandar en Culiacán el lunes. La pregunta es: quién manda hoy. Evidentemente los grupos criminales.”

Y concluye: “Lo sucedido en Culiacán es un mensaje de debilidad que se transmitió a todos los cárteles. Imagínate cómo están los líderes de las organizaciones criminales. Ya saben lo que tienen que hacer, lo que hizo el presidente es –ojalá me equivoque– enseñarles qué tienen que hacer para en caso de que sean detenidos o acorralados por las autoridades”.

Desde el exterior, los servicios de inteligencia del Reino Unido, de España, de Brasil, de Colombia, miran a México como un Estado deficitario en materia de seguridad pública y de aplicación de la ley.

“Lo ideal es que capturaran a Ovidio a la brevedad, a lo mucho en una semana, de lo contrario el sentido de abatimiento en la sociedad se va a instalar. Además de que servirá de elección para los líderes de otras organizaciones criminales.”

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