Ambos grupos delincuenciales se han empoderado en capacidad de fuego y recursos humanos a través de la comercialización de drogas, pero mantienen mercados distintos
Ante el retiro de tropas estadounidenses y el arribo del Talibán al poder en Afganistán, este grupo de corte narco-terrorista podría impulsar un reacomodo en el tráfico internacional de drogas donde el Cártel de Sinaloa sería pieza clave.
Ambas organizaciones están a miles de kilómetros de distancia y operan en un contexto muy diferente, pero también comparten el negocio criminal que les ha permitido afianzarse para desafiar o imponerse ante autoridades establecidas.
Y es que los talibanes y los cárteles mexicanos dependen financieramente de la comercialización de narcóticos y utilizan la violencia para expandir sus territorios y para tener influencias en el poder político, de acuerdo con un análisis de la periodista Anabel Hernández publicado en su columna “Contracorriente” de la Deutsche Welle.
Si bien, las agrupaciones del narcotráfico han corrompido a funcionarios al más alto nivel en México, se habían mantenido al margen de influir de manera específica en la administración pública. Pero a decir de la reportera, hay elementos para consignar que el Cártel de Sinaloa sí quiere espacios en el gobierno y le interesa imponer gobernantes, como quedó de manifiesto en las elecciones del pasado 6 de junio.
Sustentado en diversos reportes del gobierno estadounidense, así como de la Organización de Naciones Unidas, Anabel Hernández destaca que la similitud entre narcos mexicanos y talibanes ya había sido estudiada anteriormente. Pero con el avance del grupo en Medio Oriente, el Cártel de Sinaloa podría encontrar a un poderoso aliado del otro lado del mundo, porque ambos tienen mercados diferentes y estarían en posibilidad de complementarse.
“Los intereses económicos sobrepasan la rivalidad y provocan alianzas hasta en los grupos más impensables”, apuntó la especialista en temas de narcotráfico.
México, Afganistán y Myanmar concentran 95% de la producción mundial de amapola, así como el tráfico de opio, heroína y mezclas con precursores químicos, de acuerdo con la periodista.
“En México, los encargados de producirla y traficarla son los carteles de la droga con la complicidad de funcionarios del gobierno. En Afganistán, ese rol lo llevan a cabo grupos directamente vinculados al Talibán”.
El opio en dominios talibanes de Afganistán está permitido, así como su comercio. De ahí obtienen grandes ingresos y, dado el aumento de hectáreas cultivadas entre 2019 y 2020 (de 163 mil hectáreas de cultivo a 224 mil), se podría explicar su capacidad de fuego en los últimos cuatro meses para anular al ejército afgano en pocas semanas, señaló Anabel Hernández.
De la mano de Ismael Zambada García, el Mayo, el Cártel de Sinaloa tiene una visión mundial que ninguna otra organización del continente ha explorado. Pues los informes han ubicado su presencia en África occidental desde 2009 y extendiéndose a más del 60% del planeta para 2013, incluyendo India, China y Rusia, mercado de la droga afgana.
“Lo que trafica el Cartel de Sinaloa a esa región es cocaína y drogas sintéticas; si tuviera un aliado más grande podría hacer más venta de drogas y más dinero”.
“El cruce de caminos entre el Talibán y el poderoso CS es una posibilidad, y la actitud pragmática que caracteriza a estas organizaciones hace factible que pudieran encontrar intereses en común y hacer una alianza”, explicó la columnista.
Pues las rutas del talibán coinciden con países donde se han ubicado operadores del Mayo Zambada. Como en los Balcanes, que contempla vías de trasiego de Irán y Turquía hacia Europa oriental y occidental. O la zona del sur afgano, de Pakistán e Irán rumbo al continente africano, Europa, Asia, Medio Oriente y Canadá.
Finalmente, la reportera de investigación argumentó que en los comicios del pasado 6 de junio, el Cártel de Sinaloa, como otros grupos delictivos, demostró su interés en participar en la política mexicana al amenazar, asesinar o pactar candidaturas, así como financiando campañas, además, al obstaculizar la jornada de votaciones. Aunado a ello, mientras tenga un alcance cada vez mayor, podría concretar sus objetivos políticos, por eso no es descabellada su alianza con el Talibán en búsqueda del poder económico.