Sólo 2% de niños hasta de 4 años son usuarios de guarderías públicas

jornada.com.mx

En la controversia por las estancias infantiles, tanto los defensores de su continuidad bajo sostenimiento del gobierno como la Secretaría de Bienestar (SB) –que canceló los contratos con ellas, redujo el subsidio y decidió otorgarlo directamente a los padres de familia– omiten una realidad: en México sólo 2 por ciento de menores que se agrupan en primera infancia (hasta de 4 años) son atendidos en guarderías públicas y, además, bajo condiciones muy dispares.

En el espectro de albergues oficiales, la diferencia entre las guarderías del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), las del Issste y las del desaparecido Programa de Estancias Infantiles (PEI) es enorme en términos de presupuesto, instalaciones, condiciones de servicio (alimentación y sobre todo cuidados), preparación, cantidad del personal, requisitos de ingreso y permanencia, entre otros aspectos.

De hecho, a partir de tales desproporciones hay expertos en el tema que no dudan en identificar a niños de primera y segunda dentro del esquema de la atención en los primeros años de vida.

Los contrastes entre unas y otras son notables: en las guarderías del IMSS el costo por infante oscila al mes entre mil 944 y 6 mil 200 pesos (según la modalidad de operación), mientras en los dos tipos de albergues del Issste es de mil 682 y 4 mil 780 pesos. En ningún caso los usuarios pagan cuotas adicionales.

A su vez, hasta diciembre del año pasado, el gobierno entregaba a las del PEI 950 pesos por niño. Y desde la creación del programa, en 2007, los padres aportaban de sus bolsillos un complemento promedio de 300 pesos mensuales.

El monto de ese subsidio se redujo a 800 pesos con la llegada del nuevo gobierno federal, y los padres que han decidido mantener a sus hijos en esas estancias infantiles hoy entregan ese monto, pero adicionalmente desembolsan de su propio dinero al menos otra cantidad similar.

Sin que las sucesivas administraciones federales hayan diseñado una política de cobertura general, homogénea y estandarizada para atender a los infantes, la más reciente Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestra que en 2017, de los 14 millones de niños mexicanos menores de seis años, sólo 3.5 millones no son cuidados cotidianamente por sus padres (alrededor de 25 por ciento) y de ellos, 1.9 millones (13.7 del total) están bajo la atención de su abuela mientras la mamá trabaja, 7.2 eran cuidados por otra persona, 3.1 acudían a una guardería pública y 1 por ciento eran dejados en una estancia privada.

Ni en la recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) sobre las estancias infantiles ni en los alegatos de quienes se han quejado por la supresión de los contratos, pero tampoco en la respuesta de los propios organismos señalados por el ombudsman, se pone acento en la insuficiencia y disparidad de las políticas públicas dirigidas a este grupo de población.

Severas medidas

Una guardería del IMSS tiene reglas de operación muy rigurosas: el encargado debe contar con licenciatura afín a cuidados y educación infantiles, contar con auxiliar de enfermería general, dietista, asesor de nutrición, jefe de cocina (según se trate de administración directa o subrogada), coordinador de área educativa, educadora, manejador de alimentos, auxiliar de intendencia y oficiales en puericultura.

En cambio, todavía en las reglas de operación 2018 para el responsable de las estancias Sedesol-DIF era suficiente tener certificado de bachillerato y acreditar una evaluación sicométrica, mientras el perfil para la asistente encargada en estos centros se podía cubrir con una escolaridad mínima de secundaria.

Según un estudio del centro CLEAR-CIDE, a principios de esta década el salario de las educadoras y asistentes del IMSS e Issste oscilaba de 6 mil 448 a 8 mil 804 pesos al mes, mientras el de una trabajadora del PEI era de 2 mil 286 pesos.

La misma definición oficial sobre estos espacios remarca las diferencias: para el IMSS una guardería es una unidad de servicio no médica que funge como centro de atención, cuidado y desarrollo integral para los hijos de los trabajadores (…) donde se proporciona aseo, alimentación, cuidado de la salud, educación y recreación, en apego al principio del interés superior de la niñez y en condiciones de igualdad, respeto y ejercicio pleno de sus derechos.

Y Sedesol, a su vez, en sus normas de operación definía a sus estancias como un espacio dedicado al cuidado y atención infantil.

Con Calderón, un esquema jornalero

De acuerdo con analistas y especialistas en el tema, recién llegado al gobierno y con la idea de rebasar por la izquierda a sus oponentes políticos, Felipe Calderón Hinojosa usó para aplica en el PEI un esquema de atención a infantes desarrollado para las madres jornaleras agrícolas por el cual algunas eran separadas de las labores de cosecha para hacerse cargo del cuidado de los hijos propios y de sus compañeras.

Para los propios analistas del tema, es claro que para el Estado mexicano no ha sido prioridad atender a su población de primera infancia. Frente a ese 2 por ciento de cobertura para ese sector, países como Chile y Brasil alcanzan alrededor de 20 por ciento. Naciones con menor desarrollo, Guatemala, El Salvador e incluso Honduras, destinan una mayor proporción de su producto interno bruto (PIB) a esos infantes.

A su vez, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) en su reporte de educación de 2018, documentó que en México la participación en los servicios de educación y cuidado a la primera infancia (ECEC, por sus siglas en inglés) es todavía baja, con una tasa de inscripción de 2 por ciento de niños de tres años o menores, mientras en el resto de los países que integran el organismo promedia 34 por ciento.

Así como la Unicef establece que más allá de toda racionalidad técnica o económica invertir en los menores es un derecho que debe ser garantizado, la propia OCDE puntualiza: Los beneficios de la ECEC no se limitan a dar mejores condiciones e ingresos en el trabajo y tasas de fertilidad. Existe una creciente conciencia del rol clave que desempeña esa enseñanza para el desarrollo de los niños, su aprendizaje y bienestar…

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