Informes de la ATF revelan que en el 36% de los casos no se logra hallar el origen de las armas confiscadas; y el tráfico de rifles de alto poder a México creció 37%.
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El rastreo del origen de las miles de armas utilizadas en crímenes en México llega a un punto muerto antes de descubrir quién las compró originalmente. Según los datos más recientes de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, en el último año se rastrearon 18 mil 249 armas confiscadas en México; sin embargo, en 36 por ciento de los casos fue imposible identificar al comprador inicial.
Los reportes de la ATF indican que esta situación se debe a diversos problemas, como números de serie alterados o borrados; armerías y distribuidores con los que no se puede establecer contacto porque cesaron su actividad; o solicitudes de rastreo enviadas por las autoridades mexicanas que no cuentan con la documentación completa.
Esta limitante es crítica, ya que el sistema eTrace de la ATF representa la única herramienta técnica con la que cuentan las autoridades mexicanas para intentar reconstruir la ruta del tráfico de armas que llegan a manos de criminales en el país.
La efectividad del rastreo ha mejorado en comparación con 2019, año en el que no se podía identificar al comprador inicial en casi la mitad de los expedientes, es decir, 49.8 por ciento de los casos. No obstante, las 6 mil 572 armas sin comprador identificado en los rastreos correspondientes a 2024 continúan favoreciendo a las redes de tráfico.
El informe detalla la hegemonía del mercado estadunidense en el arsenal recuperado. Del total de 25 mil 884 armas enviadas a rastreo por México en el año reciente, 70.5 por ciento tuvo su origen en Estados Unidos. De estas, 13 mil 4 armas fueron fabricadas directamente en suelo estadunidense, mientras otras 5 mil 245 fueron importadas legalmente a Estados Unidos desde terceros países antes de ser introducidas de manera ilícita a México.
Además de los problemas de identificación, los datos indican que los traficantes han introducido al país armas con mayor potencia de fuego en los años recientes. Mientras la recuperación de revólveres ha disminuido, el aseguramiento de rifles ha aumentado de forma significativa. En 2019, los rifles representaban 27 por ciento del total de armas confiscadas y rastreadas (5 mil 811 unidades); para 2024, esta proporción se elevó a 37.5 por ciento, con 9 mil 696 rifles asegurados en un año. Las pistolas, no obstante, se mantienen como el arma más frecuente y representan cada año cerca de 50 por ciento de los artefactos incautados y rastreados.
Ante este panorama, los gobiernos de Estados Unidos y México anunciaron recientemente la “Misión Firewall: Iniciativa Unidos contra el Tráfico de Armas de Fuego. Esta estrategia promete un “nivel de colaboración sin precedente”, con objetivos como facilitar la expansión del uso de eTrace y de tecnología de imágenes balísticas en los 32 estados de la República Mexicana. Asimismo, Estados Unidos se comprometió a aumentar las inspecciones y las investigaciones bilaterales para combatir el tráfico ilícito en la frontera y lograr más enjuiciamientos de presuntos traficantes.

