Nuevos estudios revelan que esta tecnología no solo entretiene a los ancianos, sino que estimula su cerebro y les ayuda a convivir más, facilitando experiencias que físicamente ya no pueden realizar.
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Igual que muchas comunidades de jubilados, The Terraces es un refugio tranquilo para adultos mayores que ya no tienen la posibilidad viajar a lugares lejanos ni embarcarse en aventuras audaces. Sin embargo, la llegada de un programa realidad virtual no sólo les brindó un excitante sustituto, sino que fortaleció las relaciones entre ellos.
Los cuidadores de la comunidad residentes —muchos de ellos octogenarios y nonagenarios— organizan los turnos para ponerse los visores de realidad virtual (RV), que les permitirán «salir» de Los Gatos, California, para ir a Europa, nadar con delfines o volar en ala delta.
«¡Pudimos sumergirnos bajo el agua y ni siquiera tuvimos que contener la respiración!», exclamó Ginny Baird, de 81 años, una de las residentes de The Terraces que participaron en una sesión de RV a principios de este año en la que acompañaron a los delfines braceando en sus sillas
Durante una sesión que incluyó un paseo virtual en globo aerostático, un residente exclamó: «¡Dios mío!»; mientras que otro se estremeció: «¡Da impresión verlo!».
Más allá de la impresión
Esta tecnología también puede utilizarse para transportar a los adultos mayores de manera virtual a los lugares donde crecieron. Para algunos, es la primera vez que ven sus lugares de origen en décadas.
Un viaje virtual a su barrio de infancia en el distrito de Queens de la ciudad de Nueva York ayudó a Sue Livingstone, de 84 años, a convencerse de las ventajas de la tecnología de realidad virtual, a pesar de que todavía puede salir con más frecuencia que muchos residentes de The Terraces, ubicado en Silicon Valley, a unos 88 kilómetros al sur de San Francisco.
«No se trata sólo de poder volver a verlo, sino de todos los recuerdos que evoca«, explicó Livingstone. «Hay algunas personas que viven aquí y nunca salen de su zona de confort. Pero si pudieras convencerlas de que vinieran a probar un dispositivo, podrían descubrir que lo disfrutan de verdad».
Adrian Marshall, director de vida comunitaria de The Terraces, dijo que una vez que se corre la voz sobre una experiencia de RV de un residente a otro, más personas que no la han experimentado sienten la curiosidad suficiente para probarla —incluso si eso significa perderse el tren mexicano, un juego de mesa parecido al dominó que es popular en la comunidad—.
«Se convierte en un tema de conversación para ellos. Realmente conecta a la gente«, agregó Marshall sobre la programación de RV. «Ayuda a crear un puente humano que les permite darse cuenta de que comparten ciertas similitudes e intereses. Convierte el mundo artificial en una realidad».
Función cognitiva
Algunos estudios han demostrado que la programación de RV presentada en un formato de visualización limitado puede ayudar a las personas mayores a mantener y mejorar sus funciones cognitivas, fortalecer la memoria y fomentar las conexiones sociales con sus familias y con los demás residentes de los centros de atención.
Los expertos manifiestan que la tecnología puede ser útil como complemento —pero no como sustituto— de otras actividades.
«Siempre existe el riesgo de pasar demasiado tiempo frente a la pantalla», explicó Katherine «Kate» Dupuis, neuropsicóloga y profesora quien estudia cuestiones relacionadas con el envejecimiento en el Sheridan College de Canadá.
«Pero si se utiliza con cautela, con significado y propósito —agrega—, puede ser muy útil. Puede ser una oportunidad para que los adultos mayores interactúen con alguien y compartan una sensación de asombro».
Los visores de RV pueden ser una forma más sencilla para que las personas mayores interactúen con la tecnología en lugar de tener que operar botones u otros mecanismos, afirma Pallabi Bhowmick, investigadora de la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign, quien estudia el uso de RV con adultos mayores.
«Los estereotipos de que las personas mayores no están dispuestas a probar tecnologías nuevas deben cambiar, porque sí están dispuestas y quieren adaptarse a tecnologías que sean significativas para ellos», añadió Bhowmick.
«Además de ayudarles a aliviar el estrés, entretenerse y conectar con otras personas, existe un aspecto intergeneracional que podría ayudarles a forjar relaciones con personas más jóvenes que descubren que (los mayores) usan RV y dicen: ‘¡El abuelo es genial!'».
La abuela, la inspiración
La programación de RV para los residentes de The Terraces fue seleccionada por Rendever, una empresa que se ha dedicado a usar esta tecnología, que a veces puede ser aislante, para tratar de mejorar la cognición y las conexiones sociales en 800 comunidades de jubilados en Estados Unidos y Canadá.
Kyle Rand quería ayudar a su abuela a lidiar con los desafíos emocionales y mentales del envejecimiento, y esto lo impulsó a , cofundar la empresa en 2016 —actualmente es el director ejecutivo— , tras estudiar neuroingeniería en la Universidad de Duke.
«Lo que realmente me fascina de los humanos es cuánto depende nuestro cerebro de la conexión social y cuánto aprendemos de los demás«, dijo Rand. «Un grupo de residentes mayores que no se conocen bien puede reunirse, pasar 30 minutos en una experiencia de RV y luego sentarse a almorzar juntos mientras conversan sobre la experiencia».
El mercado es tan grande que Mynd Immersive, otra empresa que se especializa en RV, con sede en Dallas, compite con Rendever con servicios diseñados para las comunidades de adultos mayores.
Contra la demencia
Además de ayudar a crear conexiones sociales, la programación de RV tanto de Rendever como de Mynd se ha utilizado como una herramienta potencial para lentificar los efectos nocivos de la demencia. Y es así como Forum —otra residencia para jubilados en Silicon Valley— utiliza la tecnología en ocasiones.
Bob Rogallo, un residente con demencia que lo ha dejado sin habla y quien vive en Forum, pareció disfrutar de una caminata virtual por el Parque Nacional Glaciar, en Montana, mientras asentía y sonreía al celebrar el 83 cumpleaños con su esposa, con quien ha estado casado durante 61 años.
Sallie Rogallo, quien no padece demencia, comentó que la experiencia le trajo gratos recuerdos de las visitas de la pareja a ese mismo parque durante los más de 30 años que recorrieron Estados Unidos en su casa rodante.
«Me hizo desear tener 30 años menos para poder repetirlo», dijo sobre la visita virtual a Glaciar. «Esto te deja salir del mismo entorno y ya sea visitar un lugar nuevo o sitios donde ya has estado».
En otra sesión en Forum, Almut Schultz, de 93 años, se rió encantada mientras veía una actuación virtual de música clásica en el anfiteatro Red Rocks de Colorado, y más tarde pareció querer jugar con un cachorrito que correteaba dentro de su visor de realidad virtual.
«Fue una sesión increíble la que tuvimos allí», dijo Schultz con una gran sonrisa tras quitarse el visor y regresar a la realidad.
Rendever espera ampliar su plataforma para personas mayores gracias a una reciente subvención de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus iniciales en inglés), que le proporcionará casi 4.5 millones de dólares para estudiar maneras de reducir el aislamiento social pero ahora entre las personas mayores que viven en casa y sus cuidadores.

