En el marco del Día Internacional de las Personas Migrantes, el organismo destacó el papel crucial de las mujeres como pilares de la economía y la cohesión social en las comunidades receptoras.
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En el Día Internacional de las Personas Migrantes, hoy 18 de diciembre, ONU Mujeres reconoció las contribuciones de las mujeres en contextos de movilidad, pues ellas realizan cuidados, fortalecen la cohesión social y aportan a las economías y saberes de las comunidades donde se integran.
Tras señalar que pugna porque los derechos de las mujeres migrantes sean plenamente reconocidos y protegidos y puedan desplazarse libres de violencia, discriminación y estigmas, se pronuncia por “una movilidad humana con igualdad, dignidad y justicia”.
Casi la mitad de los 304 millones de migrantes en el mundo son mujeres. En 2024 se estima que hubo unas 146 millones de mujeres migrantes internacionales.
Ellas que representan el 38.7 por ciento de la fuerza laboral migrante.
La mayoría trabajan en puestos domésticos y de cuidados y sostienen la economía de los cuidados, es decir, los sistemas que mantienen a flote a las familias, comunidades y economías.
Ellas representan casi 50 por ciento de quienes envían remesas y detalla que una de cada tres personas que laboran en el sector cuidados a escala global es una mujer migrante; que son también 60 y 87 por ciento de las víctimas de trata y de servidumbre, respectivamente.
“Pese a sus enormes contribuciones, las mujeres migrantes suelen quedar reducidas a estereotipos que repercuten en el trato que reciben en las sociedades. Desde ser consideradas víctimas hasta ser vilipendiadas como si fuesen amenazas, o apreciadas únicamente como mano de obra barata, estas creencias no solo son inexactas, sino también peligrosas.”
Asimismo, ellas corren mayor riesgo que los hombres migrantes de sufrir violencia, explotación laboral, secuestro o extorsión en sus trayectos de movilidad y cuando llegan a sus destinos. No obstante estas circunstancias, la contribución que hace este sector a sus lugares de origen como a los que llegan es relevante.
“Ya sea migrando ellas mismas, apoyando a seres queridos desde lejos o adaptándose a los cambios que la migración genera en sus hogares, las mujeres desempeñan un papel vital y a menudo invisible. Sus ingresos sostienen a las familias. Su trabajo de cuidados respalda a comunidades enteras. Su liderazgo ayuda a las sociedades a adaptarse y prosperar.”
ONU Mujeres remarca que, pese a la proliferación de discursos y medidas xenófobas en diversos latitudes, “la migración siempre ha sido una fuerza que une al mundo. A través de las fronteras y generaciones, el movimiento de personas ha impulsado el intercambio cultural, fortalecido comunidades y dinamizado las economías y en el centro de esta historia están las mujeres.”
Pero advierte que, lamentablemente para demasiadas mujeres y niñas migrantes “el camino está marcado por el riesgo, no por la oportunidad”, pues prevalecen condiciones laborales inseguras, discriminación, violencia y falta de protección legal siguen amenazando sus derechos y su seguridad. Incluso cuando envían remesas que transforman vidas, estas contribuciones a menudo tienen un alto costo personal.
Y es que en muchas regiones las mujeres migrantes se emplean en trabajos poco remunerados e informales en la agricultura, hotelería y el trabajo doméstico y de cuidados, que son sectores donde la supervisión es deficiente y hay mucha explotación. A menudo, estos trabajos implican largas jornadas laborales, retención de salarios, coerción y violencia a puertas cerradas. El acceso limitado a la justicia, las barreras lingüísticas y el miedo a la deportación suelen impedir que las migrantes busquen ayuda.
Pese a estos riesgos, las mujeres siguen migrando, mantienen a sus familias y sostienen las economías. “Ellas merecen que los sistemas migratorios reconozcan sus aportaciones y protejan sus derechos.”

