La ejecución de Alberto Prieto Valencia, su hija y uno de sus escoltas continúa revelando un entramado de actividades ilícitas que, de acuerdo con autoridades estatales, podría estar estrechamente ligado a la operación de rifas colombianas y al sistema de préstamos informales conocido como “gota a gota”. El ataque ocurrió el pasado 29 de diciembre en la zona limítrofe entre Guadalajara y Zapopan, cuando un comando armado interceptó la camioneta de lujo en la que viajaba el empresario de 57 años, originario de Veracruz. La agresión dejó tres personas sin vida y otros cuatro escoltas heridos, mientras la Fiscalía del Estado mantiene un operativo de búsqueda de los responsables. La Secretaría General de Gobierno, encabezada por Salvador Zamora, confirmó que una de las líneas de investigación más relevantes apunta hacia la posible participación de Prieto Valencia en sorteos clandestinos que operan dentro del Mercado de Abastos, espacio donde también se han detectado circuitos de financiamiento ilícito. De acuerdo con investigaciones previas, estas rifas funcionan fuera de toda regulación federal, sin supervisión fiscal ni controles sobre el origen del dinero. Los boletos se venden por montos mínimos —alrededor de 20 pesos— con la promesa de premios elevados, que van de 20 mil a 50 mil pesos. La falta de regulación no es el único factor de riesgo. Autoridades han identificado que muchos de estos esquemas reciben recursos de estructuras criminales que utilizan las rifas como mecanismo de circulación de dinero y presión económica sobre comerciantes y trabajadores. A este modelo se suma la presencia del sistema de financiamiento informal conocido como “gota a gota”, mediante el cual se otorgan créditos inmediatos pero con intereses excesivos. Al no poder cumplir con los pagos, los deudores son sometidos a extorsiones, amenazas e incluso agresiones físicas. Aunque la Comisaría de Guadalajara ha indicado que no existen denuncias formales sobre estas prácticas, elementos de seguridad estatales han advertido que esta red de créditos coercitivos opera silenciosamente entre locatarios, cargadores y empleados del Mercado de Abastos. La muerte de Prieto Valencia, también identificado como “Don Beto”, ha llevado a revisar su actividad empresarial vinculada a bodegas de granos, distribución alimentaria y la compañía Transportes Odal. Sin embargo, su presunta cercanía con esquemas ilícitos ha ganado protagonismo como posible móvil del atentado. Las autoridades mantienen resguardada la zona del ataque, recabando indicios que permitan determinar si la agresión fue una represalia directa o parte de una disputa mayor entre grupos dedicados a la operación de rifas clandestinas y mecanismos de cobro violento. La indagatoria continúa abierta mientras la violencia asociada a estos esquemas mantiene bajo alerta a trabajadores y comerciantes del Mercado de Abastos.Autoridades siguen el rastro financiero detrás del ataque donde murió Alberto Prieto Valencia, su hija y un escolta; indagan vínculos con rifas clandestinas y esquemas de extorsión “gota a gota” en el Mercado de Abastos.
El negocio detrás de las rifas ilegales
El vínculo con préstamos “gota a gota”