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Washington.
Las delegaciones de México y Estados Unidos están a punto de alcanzar un difícil acuerdo sobre las importaciones estadunidenses de azúcar mexicana, informó ayer el secretario de Comercio, Wilbur Ross, quien amplió 24 horas el plazo límite de las negociaciones, con el argumento de que se necesita más tiempo para completar consultas técnicas finales con esa industria.
La agencia Dpa informó que ambos países cerrarán previsiblemente hoy el acuerdo, en el contexto de un litigo previo a la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, pero cuya solución cobra importancia ante la futura renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), impulsada por el nuevo mandatario.
El plazo para concluir las negociaciones sobre el azúcar finalizaba ayer, pero tras una reunión en Washington con el ministro de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo, el secretario de Comercio estadunidense anunció una extensión de 24 horas.
Las dos partes nos hemos acercado de manera significativa, pero aún hay pendientes detalles técnicos, indicó Ross en un breve comunicado.
Optimismo
Somos muy optimistas sobre el hecho de que nuestras dos naciones están al borde de un acuerdo que todos podamos apoyar, y por eso hemos decidido que una pequeña extensión del plazo límite es de interés para todos, añadió.
Sin acuerdo, el endulzante de México podría quedar gravado, lo que dificultaría su exportación. Esa industria mexicana amenazó como represalia con bloquear la importación de fructosa estadunidense.
Los subsidios al azúcar mexicana han sido a lo largo de este litigio uno de los caballos de batalla estadunidenses.
Si hoy se anuncia un convenio, éste se producirá en la antesala de que los dos países y Canadá comiencen a renegociar el TLCAN, lo que ocurrirá previsiblemente a mediados de agosto.
Desde finales de 2014 los dos países adoptaron los llamados acuerdos de suspensión, que limitaban la cantidad de azúcar refinada mexicana que podía ingresar a Estados Unidos y que vencieron precisamente ayer.
Somos bastante optimistas de que nuestras dos naciones están al borde de un acuerdo que ambos podemos apoyar, y por eso decidí que una corta extensión del plazo es del interés de todas las partes, añadió el funcionario.
El nudo central de la negociación está en el porcentaje de cada tipo de azúcar vendida al mercado estadunidense. En la actualidad 53 por ciento de ese producto es refinado, pero el nivel podría reducirse a 30 por ciento. El 70 por ciento restante sería cruda y, por tanto, tendría que pasar necesariamente por refinerías estadunidenses.
En contrapartida, el gobierno mexicano se encuentra bajo presión de los productores, quienes piden protección comercial contra la fructosa estadunidense, que ingresa al mercado sin restricciones.
Una fuente indicó que la polaridad, ligada a la calidad del azúcar y uno de los temas principales de la negociación, se reduciría a 99.2 por ciento del actual 99.5 plasmado en los acuerdos, a petición de industriales de Estados Unidos.
Eso obligaría al endulzante crudo mexicano a pasar forzosamente por refinerías estadunidenses y no podría llegar al consumidor final, respondiendo a una de las principales peticiones de la American Sugar Alliance, que representa a los miembros de la industria de esa nación.
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